- Publicado: 28 Octubre 2016
La necesidad de la emocionalidad en la empresa
Concepción Chamizo Romero
Psicóloga Emocional, RRHH, colaboradora de la consultoría RB Solución de Conflictos
Leticia Rodríguez Sánchez
Psicóloga Sanitaria y colaboradora de la consultoría RB Solución de Conflictos
Tradicionalmente al hablar de inteligencia nuestra mente nos dirige al concepto Coeficiente Intelectual, encasillado en el nivel académico o cognitivo. Así, cuanto más alto es nuestro Coeficiente Intelectual más inteligentes seremos y más éxito tendremos en la vida, sobre todo a nivel profesional.
Sin embargo, actualmente, numerosas investigaciones han demostrado que no existe una relación tan estrecha entre un Coeficiente Intelectual alto y el éxito profesional; sino que para ser eficiente y eficaz en el desempeño del trabajo no sólo tenemos que estar preparados académica y técnicamente sino que es necesario poseer o adquirir habilidades propias de la llamada Inteligencia Emocional.
Según Daniel Goleman (1995) “La Inteligencia Emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social”.
De las numerosas habilidades que poseemos, y de muchas de las cuales no nos hemos preocupado por considerarlas poco importantes, hay algunas que además de servirnos para nuestra vida diaria, nos resultarán útiles para el desempeño de nuestra profesión, máxime cuando se trata del trabajo dentro de una empresa: Saber escuchar; empatizar con las personas a cargo y colaboradores para crear buen clima laboral; adquirir destreza en comunicación verbal y no verbal; practicar la asertividad; saber gestionar adecuadamente los conflictos ofreciendo respuestas creativas a éstos; reconocer y gestionar las emociones propias; trabajar y prestar atención a las necesidades del equipo, ya que, cuando un trabajador se siente apoyado y percibe que le interesa a su empresa, éste se compromete mucho más con su trabajo y evita cualquier situación que perjudique al buen desarrollo de su labor.
En la empresa, especialmente en la familiar debido a la estrecha relación de sus miembros, poseer la habilidad de autoconocimiento y autocontrol dando nombre a las emociones, identificándolas, comprendiéndolas y gestionándolas ofrece la posibilidad de ser consciente de los propios estados de ánimo para no estar a merced de emociones incontroladas, suavizar las llamadas emociones desagradables para favorecer las relaciones, sintonizar con las necesidades de las personas que están a nuestro alrededor y poder establecer relaciones positivas con ellas.
Ser capaz de reconocer las emociones de las personas que están a nuestro cargo y ponernos en su lugar (Empatizar), poseer habilidades sociales para motivar, entusiasmar, perseverar y dialogar, es el perfil de los nuevos directivos y gerentes partidarios de la necesidad de la Inteligencia Emocional en la empresa.
Según palabras de Daniel Goleman “las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad no sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni por nuestra formación o experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos o con los demás”.
Estudios recientes señalan que aquellas empresas que reciben formación en Inteligencia Emocional y la ponen en práctica, aumentan su productividad en un 18.1%, con una probabilidad de éxito en la vida profesional y personal del 80%.
Así pues, desde la consultora RB SOLUCIÓN DE CONFLICTOS consideramos que poseer estas habilidades es la base de un buen liderazgo y eficiencia interpersonal.
El liderazgo organizacional es uno de los factores más importantes a tener en cuenta en las empresas actuales. En el siglo XXI, la única constante es el cambio y por lo tanto nuestros líderes deben ser capaces de adaptarse a estos continuos cambios, saber innovar, reinventarse, conocer a su equipo e ir de la mano con ellos en la consecución de objetivos.
Es sabido que el capital humano es el mejor recurso del que dispone una empresa, y sus líderes, pueden ser el valor añadido que conduzca a la organización a ser puntera en el sector. Mucho se habla del concepto de liderazgo y sus habilidades en un mundo empresarial caracterizado por transformaciones aceleradas, palabras como la innovación, audacia, creatividad… que son valores que cotizan al alza y que nos llevan a renovar los estilos de liderazgo tradicionales.
Autores como Confucio, Platón o Aristóteles ya mencionaban lo que es ser un líder; pero, entendiéndolo desde la teoría del liderazgo, sería una habilidad que poseían unos pocos y por lo tanto no se podía aprender. En el siglo XXI, son muchos los estudios que se han llevado a cabo y ponen de manifiesto, que el líder nace y se hace.
El líder presenta una serie de cualidades (fortalezas) que con la formación adecuada puede potenciarlas e incorporar aquellas que le faltan (debilidades). El líder actual, debe tener un gran autoconocimiento que le permita llevar cabo un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) de sí mismo.
El concepto tradicional de líder es jefe y éste era entendido como una autoridad formal en la empresa con la habilidad de influir en sus trabajadores o más bien de dirigir, con capacidad de poder al que nadie podía contradecir; pero en el año 2016, se entiende por líder organizacional o mejor dicho transformacional, aquella persona gestora del cambio, experta en tormenta de ideas que no le importa correr riesgos para el cumplimiento de las metas, de hecho tiene visión(sabe lo que quiere), pasión (aman lo que hacen y creen en ello hasta el último aliento) e integridad (prometen lo que pueden hacer. Conocen sus fortalezas y debilidades).
Tom Peters nos habla de un Liderazgo de Vagabundeo, es decir, el líder que se baja a la acera y pasea, ése es el líder de nuestro tiempo. Un líder que incorpora como herramientas de trabajo la Inteligencia Emocional y las Inteligencias Múltiples, ya que ello le va a permitir racionalizar los negocios, favorecer la comunicación, trabajar en equipo, saber captar las necesidades de los demás, interpretarlas y hacérselas saber a su equipo de trabajo y así crear un producto a la carta; un líder que sabe crear sinergias y motivar a su factor humano.
Aquellas empresas que son punteras en su sector, son entidades que invierten en su personal, que forman a sus líderes en el saber y no en la información.
“El secreto del triunfo empresarial es conectar con el corazón de las personas. El verdadero liderazgo de los seres humanos consiste en felicitarlos y no en condenarlos”. (RobinSharma)