- Publicado: 17 Diciembre 2019
ISSN 2386-9275 |
Boletín 059 • diciembre 2019 |
El acoso escolar o bullying es una problema?tica ampliamente conocida hoy en di?a tanto por todos gracias a la visibilizacio?n que se esta? dando a la problema?tica en los medios de comunicacio?n. Aunque parezca intrascendente, para ser un feno?meno bastante recurrente, pocas son las personas capaces de definir el feno?meno y delimitarlo. El bullying es una problema?tica que se enmarca dentro del entorno escolar, en donde una o varias personas agreden fi?sica o verbalmente a una o varias personas de forma continuada. Es importante tener en cuenta que esto significa bullying y cualquier cosa que se salga de los para?metros, sera? otra forma de violencia, pero no bullying.
Algo ma?s complicado es definir que? es ciberbuyllying, pues es un te?rmino que hoy di?a no parece muy consensuado. El ciberbullying hace referencia al mismo feno?meno que el bullying, so?lo que el contexto en el que se produce no es un lugar fi?sico determinado, como la escuela, sino que se emplean las redes sociales para abusar de una o varias personas. La diferencia que tiene el bullying con respecto al ciberbullying es que e?ste u?ltimo implica u?nicamente una agresio?n psicolo?gica a la vi?ctima o vi?ctimas, pues el contacto no es directo. Este matiz es el que marca la diferencia y hace que el ciberbullying sea un estilo de acoso ma?s dan?ino, lo que se explicara? en los siguientes apartados.
Cuando una persona difunde una imagen de burla hacia un compan?ero a trave?s de las redes sociales, no se considerari?a ciberbullying a menos que esta difusio?n fuera repetida. Del mismo modo, si una vez difundida dicha imagen el compan?ero recibe burlas en el entorno educativo, no se estari?a produciendo ciberbullying, sino bullying, pues este acoso se produciri?a en el contexto educativo y no a trave?s de internet. Esta aclaracio?n es pertinente puesto que muchos de los casos de bullying hoy en di?a comienzan por la difusio?n de contenido que de alguna manera afecta a la reputacio?n de un joven, dada la gran habituacio?n de los jo?venes a las TIC y la temprana edad de adquisicio?n de los dispositivos.
Aparentemente, saber que? es el bullying y ciberbullying solo nos sirve desde un punto teo?rico, pero realmente significa mucho ma?s: conocer la naturaleza de nuestro mundo, de nuestra sociedad, de los valores ci?vicos, de la educacio?n actual, de los modos de interaccio?n, de las figuras de autoridad, de los lazos afectivos entre padres e hijos, de las actitudes hacia el sistema educativo y el entorno escolar, y un largo etce?tera. Es por eso que debemos saber de que? estamos hablando, para poder hacer un ana?lisis ma?s amplio de la situacio?n.
A menudo cuando vemos una noticia en algu?n medio de comunicacio?n sobre “una pelea de jo?venes en la calle”, decimos que ha sido bullying. O cuando por ejemplo, escuchamos que “un grupo de jo?venes animaron a un compan?ero a saltar por un acantilado”. ¿Pero que? quiere decir esto? Esto quiere decir que nos estamos empezando a familiarizar con determinadas situaciones entre jo?venes que percibimos como violentas y las categorizamos dentro del mismo cajo?n: el del bullying. Por eso, cuando analizamos el feno?meno del bullying debemos hablar de situaciones que se dan en el a?mbito escolar, pero bajo mi opinio?n como psico?loga en general y como orientadora educativa en particular, cuando hablamos de causas y consecuencias, debemos aludir aludir a un componente social.
¿POR QUE? DEBEMOS ALARMARNOS ANTE EL BULLYING Y CIBERBULLYING?: LOS DATOS NOS HABLAN
El bullying parece ser tomado como una nueva “moda”, lo que ha hecho que muchas personas se lleven las manos a la cabeza cada di?a que salen casos nuevos, pero otras personas se llegan a habituar a la situacio?n y normalizarla. Sin embargo, la comunidad educativa ha empezado a movilizarse para intervenir y poder reducir el nu?mero de estudiantes acosados en las aulas. Programas de intervencio?n educativa, protocolos de actuacio?n en las escuelas, iniciativas en las redes sociales y asociaciones han sido algunas de las medidas para poder solucionar esta problema?tica.
Al hilo de las nuevas modas, muchas personas consideran que el bullying es un tema al que no debe concederse ni demasiado tiempo ni importancia porque es algo que “ha pasado siempre”. Si bien es cierto que desde hace ya varias de?cadas venimos hablando de un descenso del bullying, esta informacio?n debemos contrastarla con datos empi?ricos. Y es que este no es un dato positivo, pues al parecer la reduccio?n de los casos de bullying se debe a un aumento en los casos de ciberbullying.
Si analizamos pormenorizadamente los informes y estadi?sticas de los casos de acoso escolar o bullying, nos podemos encontrar con datos interesantes: anteriormente las vi?ctimas del acoso escolar soli?an ser ma?s los chicos que las chicas, dato que actualmente se mantiene (53,2% frente a 46,8%); los estudiantes de 10 an?os o menos suponen alrededor del 45% de los casos de acoso escolar; la edad media de inicio de acoso escolar se situ?a en los 10 an?os; la gran mayori?a de estudiantes acosados son de nacionalidad espan?ola aunque ha habido un aumento significativo de las vi?ctimas de nacionalidad extranjera.
Sin embargo, los datos vari?a en los casos de ciberbullying: dos terceras partes de las vi?ctimas en los casos de ciberbullying son chicas (65,6% frente a 34,4%); son minoritarios los casos en los que los estudiantes menores de 10 an?os son vi?ctimas de ciberbullying; la edad media de inicio se situ?a en los 12 an?os y al igual que en los casos de bullying, las vi?ctimas suelen ser de nacionalidad espan?ola, aunque se ha identificado el mismo ascenso de vi?ctimas de origen extranjero.Datos extrai?dos del III Estudio sobre el acoso escolar y ciberbullying segu?n los afectados elaborado por la Fundacio?n ANAR, 2018.
Estos datos ponen de relieve que el ciberbullying es un feno?meno cualitativa y cuantitativamente diferente al del buylling. Esto nos muestra que estamos ante una sociedad cambiante de ha?bitos, de relaciones sociales, de valores y comunicacio?nEntre iguales, que hacen que debamos establecer modos de actuacio?n diferentes para poder reducir a la ma?xima potencia este tipo de problema?ticas.
LA IMPORTANCIA DE LA ADOLESCENCIA
Cuando los jo?venes alcanzan la pubertad, los vi?nculos entre los amigos se hacen muy importantes y el grupo de iguales comienza a convertirse en la primera referencia para el desarrollo de su identidad en la mayori?a de los casos. Esto hace que los roles de los miembros de los grupos empiecen a fortalecerse y diferenciarse y encontremos adolescentes con comportamientos muy definidos.
Ya que el grupo de iguales adquiere mucho poder, es normal que los jo?venes desde los 13 hasta los 17 an?os prioricen las normas del grupo a sus propias normas o las de su familia. Esto explica que en muchas ocasiones se ven arrastrados por una presio?n autoimpuesta que les lleva a hacer lo que el grupo aprueba antes que lo que ellos desean o saben que es mejor. Los comportamientos y actitudes en consonancia con el grupo son algo funcional, es decir, para poder integrarse y ser aceptado por un grupo de amigos en la adolescencia es primordial demostrar que los intereses, comportamientos y actitudes son similares a los del resto de los miembros. Si un adolescente perteneciente a un grupo manifiesta intereses contrarios, corre el riesgo de ser rechazado por sus iguales, puesto que podri?a ser una persona con la que el resto de iguales no se identifican y e?sta no refleja la identidad del grupo.
Pero este sentimiento de identidad no solo se conforma respecto al grupo, sino tambie?n respecto al individuo. El adolescente tambie?n va captando la informacio?n del exterior, de su grupo de iguales, de co?mo ellos le tratan y le perciben, del status que tienen dentro del grupo. Es entonces cuando decide formar parte de un grupo determinado o salir de e?l segu?n el grado con el que se identifique. De este modo, se van conformando los grupos, pues en la adolescencia si algo es primordial es el sentimiento de pertenencia a un grupo. Estas construcciones sociales que se van elaborando con durante el crecimiento, hacen que haya personas que se conviertan en “li?deres” por representar en su ma?xima expresio?n la identidad del grupo, mientras que otros pasen ma?s desapercibidos, por ocupar una posicio?n ma?s inferior dentro del grupo.
Cuando la bu?squeda de estas comunalidades entre iguales no tiene e?xito es cuando un joven –o varios- se encuentran en situacio?n de riesgo. Es decir, cuando un joven no se identifica con la identidad de ninguno de sus grupos o los grupos no aceptan la identidad de dicho individuo porque se valora negativamente. Esta identificacio?n viene definida por dos aspectos: la apariencia fi?sica y la psicolo?gica.
Respecto a la apariencia fi?sica, es la que ma?s peso suele tener durante la adolescencia es necesario tener en cuenta que la imagen social que se proyecta es importante. Para los jo?venes es importante tener amigos que vayan en consonancia con sus gustos, es decir, que sean “atractivos”. Parece inconcebible, pero los jo?venes en un primer momento tienden a acercarse y tener los primeros intercambios sociales con quienes creen que tienen buena apariencia fi?sica. De ahi? que por desgracia muchos de los escolares que tienen un atributo sobresaliente como “las gafas”, “el acne?” o “los brackets” o simplemente tienen una apariencia diferente, sean motivo de rechazo. Porque los jo?venes perciben que estos individuos no van en consonancia con sus gustos o identidad y por tanto, no quieren estar con ellos porque no son como ellos (o dicho de otra manera: no les representan).
Sin embargo, la apariencia psicolo?gica aunque tambie?n tiene peso en la adolescencia, suele tener ma?s importancia a partir de los 17 an?os o en la adultez. La identificacio?n por apariencia psicolo?gica es la manera “ma?s lo?gica y frecuente” por la cual se construyen las relaciones sociales y se basa en la identificacio?n por las caracteri?sticas de personalidad que hace que queramos estar con alguien. Esto es, cuando una persona, sin importar su fi?sico, descubre que los valores y comportamientos del grupo son similares a los suyos y viceversa, se encuentra en una zona de confort. Sin embargo, cuando nos hacemos adultos y observamos que los gustos y actitudes de una persona distan mucho de los nuestros, solemos tomar la decisio?n de guardar distancia o no relacionarnos con esa persona, tomando ma?s bien una actitud pasiva ante las diferencias percibidas.
Cuando esto sucede en la adolescencia y un grupo de iguales identifica a una persona que tiene gustos y actitudes que no se valoran o se reconocen por el grupo, a menudo e?ste toma una actitud activa de rechazo hacia esa persona o personas. Es decir, cuando a un joven le gusta mucho el ajedrez y el resto de iguales lo saben y lo consideran como algo “absurdo”, la necesidad de mostrar la identidad grupal en la adolescencia hara? que el resto de iguales tengan actitudes negativas hacia dicha persona para hacerle saber que “e?ste es diferente a nosotros”.
Asi? es como ante casos en los que el rechazo hacia uno o varios compan?eros de clase se produce por una valoracio?n negativa de la apariencia psicolo?gica de e?stos por parte del grupo la gente se sorprende y dice “Jo, pues fi?jate que es una chica normal, no es rara ni nada”. Esto es porque a veces el hecho de que se observen discrepancias en cuanto a la personalidad entre iguales condiciona ma?s el establecimiento de relaciones, pues los jo?venes tienen claro quie?nes son y quie?nes no quieren ser.
QUE? LE LLEVA A UN JOVEN A SER ACOSADOR
Muchas han sido las personas que han tratado de identificar que? es lo que le lleva a un joven a acosar a otro, pero a di?a de hoy no se puede afirmar la existencia de un solo factor que sea suficiente por si? mismo para explicar el comportamiento violento. Al parecer, es una cuestio?n ma?s circunstancial, que depende de muchos factores externos y del modo en que el joven va experimentando las distintas etapas del desarrollo.
Sin embargo, si? sabemos que en muchas ocasiones los acosadores justifican sus acciones alegando algu?n atributo de la vi?ctima, por lo que e?sta “es diferente”, tambie?n es conocido que los agresores suelen ser por naturaleza de temperamento agresivo, suelen tener un sentimiento de rabia hacia la vi?ctima y en la mayori?a de ocasiones parecen disfrutar de los momentos de acoso a la vi?ctima por producirles diversio?n. Si obtuviera el rechazo de buena parte de la gente que observa la situacio?n de bullying, e?ste cesari?a, ya que la desaprobacio?n invalida el comportamiento agresivo por considerarse como un acto antisocial por el resto de iguales.
El rol de acosador es funcional, pues permite adema?s de reafirmar la identidad de uno, mostrar el poder o la capacidad de influencia que e?ste tiene sobre los dema?s. Es por ello que en las situaciones de acoso suele haber personas que aplauden o que observa, puesto que aunque en muchos casos aunque el acosador tenga una percepcio?n negativa de la vi?ctima, esto no es suficiente. El mo?vil que el impulsa al acosador a llevar a acosar de manera sistema?tica es el entorno social. Cuando e?ste percibe que sus actuaciones son aceptadas por los dema?s, afianza su comportamiento para obtener refuerzo y aprobacio?n social. De otro modo, si obtuviera el rechazo de buena parte de la gente que observa la situacio?n de bullying, e?ste cesari?a, ya que la desaprobacio?n invalida el comportamiento agresivo por considerarse como un acto antisocial por el resto de iguales.
Como personas, estamos en constante aprendizaje, un proceso presente en todas las situaciones de la vida cotidiana, no so?lo en la adolescencia. El aprendizaje tiene un importante sentido y es la capacidad de prediccio?n que podemos ir desarrollando con el tiempo. El establecimiento de li?mites claros, rutinas o consecuencias son formas de aprendizaje. Por ejemplo, cuando los padres le dicen a su hijo que tiene que estar antes de las diez en casa y este llega a las once, sabe que probablemente cuando llegue a casa sus padres este?n enfadados con e?l e incluso lleguen a ponerle un castigo. El adolescente es capaz de saber lo que tiene que hacer y co?mo debe comportarse porque sabe lo que sus padres esperan de e?l. Este tipo de aprendizaje no solo nos permite desarrollarnos como personas, sino que nos hace encontrarnos en una zona de confort donde las consecuencias, sean buenas o malas, no nos pillan por sorpresa.
Estas pautas o normas de comportamiento son a veces tomadas como una amenaza para el adolescente, que en muchas ocasiones quiere saltarlas. Sin embargo, aportan un gran sentimiento de tranquilidad y control, haciendo que el mundo sea un lugar seguro. Sin embargo, cuando las consecuencias son inesperadas o desmedidas, las personas desarrollamos ra?pidamente un sentimiento de vulnerabilidad. Como por ejemplo, cuando en un sitio acontece un tsunami o alguien nos atraca por la calle, por el simple hecho de que no estamos preparados para recibir esa situacio?n. Cuando estas consecuencias o situaciones aversivas se vuelven rutinarias y no encontramos una forma de evitarlas, llegamos a desarrollar lo que se denomina indefensio?n aprendida.
EL TERRIBLE APRENDIZAJE: LA INDEFENSIO?N APRENDIDA
En relacio?n al acoso, muchas son las consecuencias fi?sicas y psicolo?gicas que se derivan, pero la indefensio?n es una consecuencia psicolo?gica que ejerce mucha influencia en el bienestar psicolo?gico de los adolescentes. Esta indefensio?n se hace latente cuando la persona comienza a sufrir y la situacio?n le genera malestar como para empezar a cuestionarse que? ha hecho e?l/ella para tener que pasar por esto, “por que? a mi?”. Esa necesidad de buscar una causa por la que recibir tal consecuencia o de justificar el mal comportamiento de otras personas, causa un sentimiento de desesperacio?n e impotencia. Dejando como u?nico aprendizaje que “no se puede hacer nada, solo esperar a que la situacio?n pase”.
LA SITUACIO?N ACTUAL
Gracias a la experiencia que he tenido en programas de prevencio?n de acoso escolar, he podido observar que el principal problema surge cuando le preguntamos a un adolescente que? hari?a si supiera o viese que un compan?ero suyo esta? sufriendo acoso. Nos encontramos con que muchos de ellos realmente no querri?an implicarse en la resolucio?n de conflicto por miedo a que se tomen represalias en su contra. Este pensamiento refleja tanto los valores personales de los jo?venes de hoy en di?a como la percepcio?n que ellos tienen sobre su entorno. En nuestro pai?s, tenemos la creencia de que actuar de manera ci?vica ni se recompensa, ni tiene un gran impacto sobre los otros, y por eso no merece la pena solidarizarse ni implicarse en defender las situaciones justas. Esta creencia viene dada de lo que percibimos del entorno. Por ejemplo, nunca se suele reforzar (ni por parte de compan?eros ni de docentes) que una persona ayude a otra, ni que le defienda, etc. Por tanto, si algo que no va a tener un impacto positivo o va a ser recompensado, por que? implicarse.
En este sentido, cabe destacar la valiosa labor que esta? realizando Finlandia para reducir los casos de acoso escolar. Este pai?s hace que los co?mplices sean aquellos que tomen cartas en el asunto ¿co?mo? Responsabiliza?ndolos. Desde el sistema educativo varios compan?eros son los encargados de velar por la seguridad de sus compan?eros y estos cargos van rotando. De este modo, aquellos que defienden a las vi?ctimas no se ven en situacio?n de riesgo, sino como personas que esta?n desempen?ando una labor fundamental en la escuela. El acosador es visto como una amenaza y no como una persona a la que guardarle el respeto y ra?pidamente los docentes transmiten al acosador la obligacio?n de cesar. Esto hace que, a diferencia de otros pai?ses como el nuestro, la vi?ctima en lugar de recibir apoyo psicolo?gico por parte de los docentes y familias, reciba el apoyo y aprobacio?n social, un arma mucho ma?s poderosa.
Por eso, es necesario seguir concienciando a nivel social de esta problema?tica y de la necesidad de darle solucio?n, asi? como de poner en marcha actuaciones que lleven a un cambio en los valores y actitudes hacia la educacio?n, una apuesta por la igualdad, el respeto y la intolerancia hacia el abuso.
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- Psicóloga y orientadora educativa -