Mindfulness
Mindfulness tiene resultados científicos comprobables. En el ámbito de la Medicina, la Educación, la Terapia, el Desarrollo y Crecimiento personal, se han venido aportando por la ciencia los estudios que acreditan la eficacia de una técnica de atención sostenida al momento presente mediante la respiración como anclaje:
Tiempo-Actitud-Postura-Respiración.
TIEMPO
Funciona si se le dedica tiempo, mucho tiempo, cada día más tiempo. No es un paragüas para cuando llueve, no es una llave inglesa para cuando algo no funciona, no es lámpara que se enciende cuando no hay luz. El primer compromiso es dedicarle tiempo.
ACTITUD
Mente de principiante, actitud de aprendiz, capacidad de sorprenderse, compasivos, observadores, atentos, en suma, despiertos a todo lo que pasa en la cabeza, en la mente y en el cuerpo.
Hay quien desea del Mindfulness, es su profundo deseo de bienestar, busca la relajación como fin y medio principal.
Aceptar lo que hay, sin más, dejar ser lo que hay, sin más, darle sitio a lo que se expresa en cada momento dentro de nuestro organismo a modo de pensamiento, sentimiento, emoción o mensaje corporal (calor, frío, tensión, humedad, dolor...), el cuerpo habla.
POSTURA
Postura abierta, sea cual la elegida de entre todas las que podemos encontrar. Podemos hacerlo sentados sobre una silla, o un cojín en el suelo, tumbados y andando o caminando. Elegimos la postura que se repite y la repetimos cada vez que ejercitamos la práctica formal del Mindfulness.
RESPIRACIÓN
Los “cuenta respiraciones” nos llaman. Lo primero que se aprende es a contar respiraciones, a poner atención a la respiración, a encontrar en ella el camino de vuelta a casa, a nuestro interior, donde nos espera todo lo que realmente somos. Encontramos el puro centro de atención consciente, una entidad ontológica que todo lo puede observar y, si lo observa, no puede ser lo observado. Observador y observado son entidades diferentes por definición científica.
Mindfulness logra resultados contrastables a muchos niveles, podéis encontrar todo tipo de listas en los diferentes “posts” y noticias que ya surcan los mares virtuales. No trato aquí de reproducirlos.
Neuroplasticidad, psiconeuroinmunología, serotonina, estrés, dolor, son palabras asociadas a esta técnica que arranca con la experiencia de los meditadores desde hace miles de años y termina con los neurocientíficos que avalan sus sorprendentes resultados.
¿En qué consiste?
Es la pregunta que todo el mundo se hace desde la curiosa mente. VEN Y VERÁS le decimos en Mindfulness. Ven a una sesión y practica “una sentada”. No encontrarás nada más valeroso que sentarte contigo mismo durante 20 minutos al día. Sencillamente hay gente que no puede. No puede ni cerrar lo ojos. Y este es el gran sufrimiento del siglo XXI en un mundo hiperactivado por los cientos de estímulos diarios que tenemos en la sociedad de tecnología. El “dolce far niente” es imposible para mucha gente. El parar, sencillamente parar y contemplar la vida se hace difícil para muchos cientos de miles de personas que caminan por la vida como una “moto”, es decir, sin parar y a todo gas.
¿Para qué sirve?
Es la siguiente pregunta. Son las mujeres las que han acogido la práctica del Mindfulness como una herramienta de desarrollo y crecimiento personal, los hombres somos minoría. Es una parcela de la vida en la que el mundo masculino, la cultura de la masculinidad, lo que se ha denominado el “machismo”, la concibe como inútil e innecesaria. Se necesita inteligencia emocional e inteligencias intrapersonales para afrontar Mindfulness y los hombres del siglo XXI aún andan escasos de ambas. En mis clases abundan las mujeres y ellas son las que más y mejor lo practican. Sin desdeñar el esfuerzo de algunos hombres que, ya despiertos, se enfrentan su vida desde otro paradigma. Mindfulness está al servicio del bienestar y más aún del bien, del SER. Eleva la consciencia.
¿Cuando se notan sus resultados?
En la sociedad del resultado en la que vivimos el Mindfulness presenta resultados a los 40 días de su práctica formal. Más no basta, hay que sostenerla toda la vida pues es, ante todo, un estilo de vida.
Bienvenidos a la nueva forma de entender, de sentir, de discernir. El DISCERNIMIENTO será la herramienta básica, como lo fué la razón para la inteligencia durante varios siglos en nuestra evolución. MIndfulness nos permite un discernimiento eficaz y fructífero. Que és y para qué sirve el discernimiento será objeto de otro artículo pero, de momento y, a modo de píldora formativa, os dejo más incógnitas que certezas.
No se trata de enseñar, sino de aprender y se aprende haciendo.
JULIO DE LA TORRE HERNANDEZ
Mentor Jurídico Abogado Coach
Consultor de Mindfulness y Educación Tanspersonal
www.juliodelatorre.es