- Publicado: 31 Mayo 2016
Educación financiera: un reto para la Universidad
Blas Calzada (expresidente de la CNMV) y Esther B. del Brío (profesora de Economía financiera).
RESUMEN: La crisis financiera, junto con los resultados obtenidos en el primer `PISA financiero´ han puesto de actualidad la necesidad de ofertar educación financiera desde niveles educativos tempranos. Esta demanda, recogida por la OCDE, la INFE, la propia LOMCE y la Ley de Emprendedores, animó a los autores a realizar una primera propuesta desde el mundo universitario para incorporar contenidos financieros en el sistema educativo, comenzando por la educación infantil. En este boletín hacemos eco de esta propuesta, desarrollada por el Observatorio de educación financiera de la USAL, y puesta en práctica por la Junta de Castilla Y León, la cual desarrolla una estrategia de educación financiera global basada en la investigación de los procesos cognitivos de aprendizaje de la economía desde la infancia y desarrolla los contenidos y manuales acordes para su estudio integrándolos con el sistema de lecto-escritura. Todo ello bajo el lema `ayudamos a que la toma de decisiones financieras de los niños de hoy se conviertan en decisiones financieras responsables en su edad adulta´. Porque además este proyecto fomenta la formación en valores, el concepto ético de la economía, que debe recompensar el esfuerzo y huir de conceptos extendidos en la sociedad actual como la búsqueda del dinero fácil.
La educación financiera se ha convertido en un objetivo importante de nuestra sociedad y nuestras instituciones en el siglo XXI como forma de dotar a la sociedad de mejores herramientas para la comprensión de una realidad económica cada vez más compleja y unos productos bancarios y financieros que ganan en complejidad y nivel de riesgo. Si bien estas demandas parecen haber recibido nuevo énfasis a raíz de la crisis financiera de 2007, lo cierto es que desde la OCDE o la CNMV, se habían producido ya iniciativas que perseguían reforzar los pilares de educación financiera de nuestra sociedad. Desde la iniciativa pública y privada se han realizado desde entonces numerosas actuaciones en pro de la educación financiera, de entre las que queremos destacar el Plan de Educación financiera de la CNMV. Entre los objetivos de dicho plan para el 2013-2017 se menciona el `identificar estrategias de educación financiera y comparar sus resultados´, así como integrar conocimientos financieros en el sistema educativo, a fin de extender los beneficios de dichas estrategias entre la sociedad. Objetivos que también se marca desde hace ya tres años la Universidad de Salamanca, a través del Observatorio de educación financiera, formado por un grupo de profesores universitarios de las áreas de economía financiera, educación y comunicación audiovisual que, junto con profesores de educación primaria y secundaria, desarrollaron un proyecto pionero de innovación educativa en formación financiera infantil que ha sido ya puesto en práctica por la Dirección General de Innovación Educativa de la Junta de Castilla y León. Bajo la presidencia de honor del propio Blas Calzada y del profesor de la Universidad de Cambridge, Geoffrey Meeks, este observatorio avanza en tres líneas: investigación, elaboración de materiales y difusión de los resultados. Todo sin perder de vista un nuevo elemento en la educación financiera. La ética de la economía. Entre sus líneas de investigación, se ha establecido como objetivo básico el conocer el proceso cognitivo del aprendizaje de la economía por parte de los niños, para poder diseñar la estrategia adecuada de enseñanza-aprendizaje de la economía e irla aplicando lentamente desde que el niño percibe el valor del dinero y debemos enseñarle a usarlo correcta y de forma ética. Una labor que corresponde en gran medida a los padres, pero que solo puede desarrollarse desde el sistema educativo. En su diseño y planificación, el papel fundamental le corresponde, desde nuestra perspectiva, a las Universidades, a las cuales invitamos a sumarse al reto de la educación financiera no solo desde la formación y difusión del conocimiento, sino también desde la investigación. Desde la iniciativa privada, y más concretamente desde entidades financieras como el Santander o BBVA, se realizan talleres educativos, y actos de enorme simbolismo, como el acto en el que los propios CEOs de estas entidades han impartido clases magistrales a los alumnos de secundaria para apoyar estas iniciativas. Pero el papel de las Universidades debe ser prioritario en esta actividad. Así se analizó en las I Jornadas de Educación financiera celebradas en mayo de 2015 en la Universidad de Salamanca y en el que se valoró el papel de las Universidades como promotoras y garantes de la educación financiera. Formando a los jóvenes podremos garantizar que en la edad adulta contarán con herramientas suficientes para responder ante situaciones de incremento del riesgo y shocks financieros, y tomarán más correctamente y de forma más informada sus decisiones financieras. Pero además, como indicábamos, le corresponde a la Universidad tomar las riendas de la investigación en educación financiera, ya que la vocación investigadora es parte fundamental y alma mater de nuestra universidad. Esta necesidad por volcar a nuestras universidades en la investigación tiene aún mayor sentido una vez conocidos los resultados de PISA financiero que nos indica que los españoles de quince años evaluados en este sistema obtienen puntuaciones por debajo de la media de la OCDE en competencias financieras. Adicionalmente concluye que la formación financiera es menor en las familias con menores rentas, por lo que es preciso difundir educación financiera en el sistema educativo como única forma de garantizar la igualdad de oportunidades y romper con el círculo generacional de (des)información financiera. La vocación universal que da nombre a nuestra universidad no puede abandonarse en un momento crítico en el que se ha puesto de manifiesto la necesidad de diseñar estrategias de educación financiera correctas, inclusivas y eficientes, que empiecen a ponerse en marcha cuanto antes para evitar perder a nuevas generaciones. Pero además nuestra investigación en educación financiera nos indica la necesidad de que esta formación se inculque en los niños desde edades muy tempranas. Obviamente, a través de procesos de enseñanza-aprendizaje correctos y sencillos adaptados a la edad de los oyentes. Lejos de los modelos teóricos de Lusardi y otros, nuestra investigación ha buscado identificar conceptos y llevarles de la abstracción a la concreción para que los niños puedan entender conceptos como dinero, ahorro, valor y precio, tipo de interés, hipoteca desde la infancia y sin llegar a utilizar los conceptos, sino solo su abstracción. Como señalaba la profesora Mellado en su ponencia en las jornadas arriba mencionadas “no puede servir como excusa que los niños no lo entienden, lo que debemos hacer es contárselo en el idioma en que ellos lo entiendan” Por tanto, nuestra investigación ha dado paso a una segunda fase más concreta: la elaboración de materiales adecuados para la formación en finanzas, que en nuestro caso ha consistido en diseñar contenidos para la enseñanza-aprendizaje de la economía desde la infancia e integrados en los sistemas de lecto-escritura. A través de cuentos, diccionarios y relatos cortos adaptados a la edad del alumnado, hacemos un recorrido por todos los conceptos que desde la educación infantil (de 5 a 8 años) pueden y deben ser comprensibles: ahorro, banco, cajero, dinero, ecología, fábrica, gasto público, innovación, libreta de ahorro, oferta y demanda, mercado, incluso la internacionalización como vía de apertura de nuevos mercados, y desde luego el emprendimiento, como forma de buscar nuestros propios sueños… También nos parece sustancial insistir en la necesidad de que los objetivos de las políticas de educación financiera incluyan un claro análisis de los procesos de inversión como base del desarrollo y del crecimiento; y que incluyan una correcta aproximación al concepto de riesgo, en vez de centrarse de forma única en la maximización de la rentabilidad en dicha inversión. Por tanto, diseñar un correcto modelo de enseñanza de la economía y adaptarlo a los procesos cognitivos del aprendizaje de la economía debe ser el reto del sistema educativo, y más concretamente de la Universidad, pero también del conjunto de la sociedad. Todo ello sin perder de vista un elemento fundamental: el uso ético del dinero. Por eso nuestros manuales comienzan por enseñar al estudiante la diferencia entre valor y precio, la dignidad del trabajo, el sueldo como retribución al trabajo bien hecho, la ecología, la solidaridad frente a los ancianos que viven de su pensión o a los desempleados; el ahorro y la inversión frente al consumo. Les enseñamos a comprender la función de precios, por qué los precios suben o bajan, cómo podemos ayudar a no generar burbujas financieras, siendo cautos en la asunción de riesgos. Es un reto formar a estos niños y niñas abriéndoles los ojos a la realidad, al verdadero precio de las cosas dentro de una sociedad que ha aprendido a darles todo antes de que lo pidan. Desde la formación en economía les formamos también en valores, porque conocer el valor del dinero significa también aprender a usarlo bien, a nuestro favor y a favor de las terceras personas a través de donaciones, de crowfunding.. Se abre todo un mundo a los ojos de los niños y los jóvenes y es nuestra responsabilidad enseñarles a conocerlo y gestionarlo correctamente. Porque el lema de este proyecto es claro `ayudamos a que la toma de decisiones financieras de los niños de hoy se conviertan en decisiones financieras responsables en su edad adulta´. Es responsabilidad de todos y desde la Universidad, asumiremos el reto de realizar correctamente la parte de responsabilidad que nos corresponde. Para comenzar hacemos desde aquí un llamamiento a las Universidades para que se conviertan en entidades colaboradoras de la CNMV en su Plan de Educación Financiera y animamos a la CNMV a favorecer la forma en la que pueda integrar los esfuerzos de todas ellas dentro de su plan.