- Publicado: 20 Abril 2018
La empresa familiar no es la herencia que recibimos de nuestros padres, es el préstamo que nos hacen nuestros hijos

M.ª Angélica Bartolomé García.
Directivo en GECOCSA.
Quería empezar con esta frase porque fue el regalo que nos hizo una persona, segunda generación de una empresa familiar catalana de gran envergadura y con presencia en el mundo, uno de los días de mi curso en Barcelona.
Esta afirmación define para mí, y así me atrevo a decir, el verdadero sentimiento hacia el negocio familiar que yo tengo. Eso fue lo que sentí al escucharla.
Pues sí, recientemente, en concreto el mes pasado, estuve en Barcelona con la intención de actualizarme y renovar mis conocimientos, ver qué novedades había con respecto al tema de Empresa Familiar. Y los responsables de que fuera para allá, fueron La empresa familiar.com, revista que sigo y que ofrece formaciones como ésta, de gran interés para todas las familias empresarias y todos los profesionales que tienen que trabajar con ellas, y el Director del Curso Superior para Consultores de Empresa Familiar, Don Manuel Pavón, uno de los grandes en este sector y gran conocedor de la Empresa Familiar y de la Familia Empresaria, gracias a su bagaje personal y profesional, cosa harto necesaria.
A Manuel Pavón ya le conocía porque en algún momento, cuando era socio de Garrigues, asistí a algún monográfico suyo sobre Empresa Familiar. Ya era una garantía añadida, a mayores de la temática.
Fue una semana intensa, de mucho aprendizaje, donde la familia por fin, es la protagonista en la empresa.
¿Cuál es el objetivo de la Empresa Familiar? Que siga creciendo en poder de la familia, que pueda seguir sirviendo a la sociedad de la cual se nutre. Con este objetivo tan claro, ¿a quién creemos que hay que cuidar, a quién hay que observar y educar?… Lo que siempre he pensado, a la Familia Empresaria.
La Familia Empresaria, en contra de lo que muchos pueden pensar, tiene los mismos problemas y conflictos que las demás familias, ¿qué las diferencia? Que un día uno de sus miembros tomó la decisión de emprender y tuvo éxito. Y gracias a eso, la familia también ha crecido con ese privilegio y esa gran responsabilidad que hace que le genere un patrimonio, y digo bien, privilegio y responsabilidad, porque los fundadores y siguientes generaciones, cuando tomen el relevo, tendrán que hacer que ese negocio que un día se creó, siga creciendo en manos de la familia que la vio nacer, y ¿cómo? Educando en valores a sus miembros, haciendo que se la respete, asegurándose que esos valores pasen de generación en generación. Es cierto, que la razón por la que se fundó una empresa, el sueño de su fundador, puede que no sirva para las siguientes generaciones, las motivaciones serán otras; cada una de ellas ha vivido diferentes circunstancias que les condicionarán, cada uno tendrá una vocación distinta, y otra formación, lo importante es que se transmita una Marca que llevará impregnados los valores, la cultura y el respeto con los que se creó, para que tenga continuidad. En este sentido es de suma importancia, que los miembros de la familia que continúen con ella, en su gobierno, en la propiedad o en la gestión del día a día, compartan un sueño común.
Uno puede ser propietario responsable y no tener que estar en el día a día de su gestión, si sabe que no es “lo suyo”, su sueño, o su proyecto vital. Le tocó por pertenecer a esa familia, y no es la persona que mejor lo puede desarrollar; pero puede ser propietario responsable como bien digo, y buscar a los mejores profesionales para que lo hagan. Para mí eso es ser Responsable. Y así lo he vivido en estos días de curso…
¡Qué importante es la Familia en todo! Cuando una Familia no va bien, no está estructurada, ni sus miembros tienen un sueño compartido, ni las motivaciones les mueven hacia el mismo lado, no deberían tener una Empresa en común. Primero se han de valorar los problemas de esa familia y si son subsanables, ir adelante con las personas que deban estar en esa Empresa Familiar para poder cumplir con su objetivo.
¿Qué debe de hacer un Consultor? Y aquí se nos ha transmitido lo verdaderamente honesto de la Consultoría, (y no digo que no vayan a cobrar y que sean altruistas, pues creo que el trabajo es de lo más delicado, teniendo en cuenta que van a hurgar en lo más profundo de una familia). Trabajar con toda la familia. La acompañan, les ayudan a identificar sus problemas; los identifican los propios miembros de la familia. Sólo de esta manera tomarán conciencia de qué es realmente lo que necesitan. Muchas Familias Empresarias, en la mayor parte de los casos, algún miembro de ellas, posiblemente alguno de segunda generación, acude a un consultor para buscar soluciones para su empresa. Que les ayude a crear un protocolo, a llevar su proceso sucesorio, incluso para echar a esos otros miembros de la familia que se quieren quitar de en medio. Y ¡qué bueno!, en este proceso, nadie actúa ni como asesor jurídico elaborando textos eternos e incumplibles que luego decimos que no valen para nada… ni como otro tipo de profesional que está muy unido a la familia desde hace años y que ya no saben ni qué hacer, sobre todo cuando la cosa entre los que la componen se pone tensa (de verdad que ocurre en muchas ocasiones y a la gran mayoría de las familias empresarias). Nada tengo en contra de estos estupendos profesionales, pero ¡qué hándicap tienen!, pues claramente llevan años pegados a la familia y ya no tienen la objetividad del desapego para poder recomendar u opinar en muchos casos. Además, no tocan el tema tan delicado como es LA FAMILIA, con sus secretos, sus lealtades invisibles, esa cultura que trae generación tras generación sin saber por qué y que realmente afecta… a TODAS las familias. El tema que tratamos es que la Familia Empresaria es más visible, está de actor en el escenario y tiene la gran responsabilidad de mantener un negocio del que se nutre la familia propietaria, sí claro, pero también muchas otras familias. Ellos, los profesionales de confianza, se unirán a los Consultores y trabajarán apoyando a la familia, por supuesto, una vez que la familia sepa y sea realmente consciente de lo que quiere y necesita.
Y no quiero enrollarme mucho más… Sólo recalcar que si el Consultor no consigue, como acompañante y en muchas ocasiones, casi como Terapeuta, que la Familia mire para adentro, que se analicen ellos mismos dentro de su clan familiar y en su propia historia como familia empresaria, que vean cuáles son sus problemas y hagan su propio diagnóstico, y a partir de ahí empiecen a trabajar para, de verdad, desarrollar su plan de acción y cumplir el Objetivo de La Empresa Familiar, éste, el Consultor, debe hablar con la familia y contrastar para que se den cuenta que si no es así, de otra forma no podrán hacer nada. Y salvo que ocurra un milagro, su muerte empresarial, antes o después, llegará.
Quiero cerrar de la misma forma que empecé, con la frase que considero es la clave para empezar a pensar en LA EMPRESA FAMILIAR:
“LA EMPRESA FAMILIAR NO ES LA HERENCIA QUE RECIBIMOS DE NUESTROS PADRES, ES EL PRÉSTAMO QUE NOS HACEN NUESTROS HIJOS”.
GRACIAS a laempresafamiliar.com, a Manuel Pavón (Consultor independiente y Director del Curso Superior de Consultores de Empresa Familiar), y a Ana Pérez, psicóloga y especialista en Terapia Familiar Sistémica. Gracias a Arantxa García Élices que representa a la Fundación General de la Universidad de Salamanca por facilitar el que podamos expresar nuestro sentir. Gracias a Juan Zarza Domínguez, Consultor, Asesor y Mediador en Compra Venta de Farmacias, él ya sabe por qué.